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Confirmado por la Asociación Técnica y Científica Alemana para el Gas y el Agua (DVGW): La higiene del agua potable y el ahorro energético no están reñidos —en determinadas situaciones—

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«¿Es posible ahorrar energía en aplicaciones de agua caliente?». La DVGW responde a esta pregunta en su nueva hoja de información técnica. El documento ya publicado viene a confirmar el planteamiento de SCHELL: que ahorrar energía y agua sin poner en peligro la higiene del agua potable solo es posible bajo determinadas condiciones. A continuación resumimos cuáles son estas condiciones, teniendo siempre en cuenta la siguiente máxima: «La protección de la salud tiene prioridad sobre el ahorro de energía», tal y como lo exige también la ley alemana de eficiencia energética de los edificios.

¿Reducir la temperatura del agua caliente?

La DVGW se opone a la reducción generalizada de la temperatura del agua caliente (PWH). Y fundamenta su postura como sigue: «La temperatura es esencial para minimizar la probabilidad de que se produzca un brote de legionela […] en la zona de agua caliente, es la única medida correctiva que impide con seguridad la proliferación de la legionela». Por ese motivo, en las instalaciones de gran tamaño, el agua potable caliente (PWH) debe estar como mínimo a 55 °C en todos los puntos del edificio, y el agua potable fría (PWC) no debe rebasar una temperatura de 25 °C». El Dr. Peter Arens, experto en higiene de SCHELL, afirma: «Sin incumplir en ningún momento este requisito, todavía se pueden hacer algunas cosas para reducir los costes energéticos».

Medidas a corto plazo para el ahorro de energía en instalaciones existentes, a través del comportamiento de los usuarios y el uso de reguladores de caudal

Según la DVGW, son sobre todo los propios usuarios los que pueden marcar una gran diferencia con su comportamiento: al consumir menos agua caliente, se ahorra la energía de calentamiento y, por lo tanto, dinero. Por consiguiente, es importante ajustar el caudal de agua, una temperatura de uso de no más de 55 °C en todos los puntos de toma y los tiempos de uso. «En los puntos de toma donde se produce un gran consumo y un uso frecuente, es posible lograr grandes ahorros mediante el uso de griferías de ahorro de agua o reguladores de caudal», explica el Dr. Peter Arens. Se recomienda el uso de reguladores de caudal dinámicos, como los que ofrece SCHELL en su cartera de productos, que limitan el caudal con independencia de la presión. Si en un lavabo hay una válvula angular de SCHELL instalada, se puede utilizar esa válvula para reducir el caudal.

  • Si las instalaciones de agua potable existentes se han diseñado y dimensionado según la norma DIN 1988-300 (2012), se habrá considerado un caudal de diseño de 9 l/min en las duchas y de 4,2 l/min en las griferías de lavabo. No obstante, en la práctica es habitual que los caudales de agua potable sean mayores. Si el caudal de agua se reduce a los valores indicados, se puede ahorrar en muchos casos cerca de un 40 % de agua, aguas residuales y agua caliente, y todo ello sin comprometer la higiene.
  • En zonas muy frecuentadas, como los lavabos de los aeropuertos, los aseos públicos de los edificios administrativos o los hospitales, etc., el caudal del lavabo se puede reducir hasta los 3 l/min si la frecuencia de uso es muy elevada.

Medidas a corto plazo para el ahorro de energía en instalaciones existentes de gran tamaño

  • La denominada «acción de control de la legionela» (p. ej., calentar la instalación a 70 °C en las horas nocturnas con una frecuencia semanal o diaria) se puede omitir: Esta acción no tiene ninguna utilidad desde el punto de vista de la higiene del agua potable en instalaciones de agua caliente que no presenten problemas y cuya temperatura mínima sea de 55 °C.
  • En las instalaciones de agua potable sin problemas de higiene, la bomba de circulación puede estar desconectada hasta ocho horas seguidas. Contrariamente a la práctica habitual, esta desconexión debería producirse durante el día, cuando se está consumiendo agua caliente de todos modos.

Medidas a largo plazo para el ahorro de energía

En general, los edificios de nueva construcción son mucho más eficientes desde el punto de vista energético que los edificios antiguos con viejas instalaciones de agua potable. Según explica el Dr. Peter Arens: «El diseño de la instalación de agua potable se puede optimizar en la propia fase de proyecto, lo que permite reducir notablemente la inversión y los costes operativos». En el caso de los edificios nuevos o las renovaciones de instalaciones existentes, la DVGW aconseja adaptar al consumo real tanto el calentador de agua potable como las tuberías y griferías. En lo que respecta a las renovaciones, eso puede significar también el desmantelamiento completo de las instalaciones de agua potable innecesarias. 

Por ese motivo, el Dr. Peter Arens subraya la importancia de apostar por instalaciones de piezas en T y caudales reducidos en todos los puntos de toma, a fin de que la instalación de agua potable sea lo más sencilla posible. «Las instalaciones de agua potable deberían dimensionarse con caudales de cálculo reducidos, en vez de los valores que figuran en la tabla 2 de la norma DIN 1988-300. La nota que se incluye bajo la tabla lo permite de manera expresa». Así se conseguirá maximizar el ahorro en la inversión y en los costes operativos. 

Resumen

En su última hoja de información técnica «¿Es posible ahorrar energía en aplicaciones de agua caliente?», la DVGW expone, entre otras cosas, medidas a corto y largo plazo para reducir los costes asociados al agua caliente sin comprometer la higiene del agua potable. Ofrece a los operadores varios consejos prácticos para ahorrar agua y energía sin poner en peligro la calidad del agua potable. Muchos de esos consejos se pueden llevar a la práctica sin costes adicionales. Además, hoy día se pueden conseguir todos los productos necesarios para el ahorro de agua, fabricados por empresas que, como SCHELL, llevan décadas desarrollando su actividad en países con escasez de agua, como España o India. Dicho esto, sigue siendo válida esta premisa: la protección de la salud tiene prioridad sobre el ahorro de energía.