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Reducir los costes de inversión y funcionamiento utilizando griferías de bajo consumo de agua, también en las certificaciones LEED, BREEAM y DGNB

Tiempo de lectura: 15 minutos

El ahorro de agua y energía es una cuestión importante de presente y de futuro. Por ello, en el sector de la construcción, la transición energética solo se podrá lograr con la ayuda del sector de los sanitarios, la calefacción y el aire acondicionado. Los caudales reducidos en todos los puntos de toma, como los que son habituales en las certificaciones ecológicas de edificios, como LEED, BREEAM y DGNB, contribuyen a un menor consumo de agua y, en el caso del agua caliente, también a un menor consumo de energía. Luca Güsgen, propietario de la empresa Güsgen Heizung Klima Sanitär, en la localidad de Soest (Renania del Norte-Westfalia), demostró en su proyecto de fin de carrera los efectos que tienen esas medidas en los costes de inversión de las instalaciones de agua potable. El Dr. Peter Arens, experto en higiene del agua potable de SCHELL, le prestó apoyo con sus conocimientos prácticos.

El proyecto de fin de carrera sobre el sector de los sanitarios, la calefacción y el aire acondicionado puso de relieve ahorros considerables en los costes de inversión

Este proyecto fin de carrera puede arrojar resultados interesantes y significativos para el sector de los sanitarios, la calefacción y el aire acondicionado. En él, Luca Güsgen determinó, en palabras del Dr. Peter Arens: «el potencial económico de la que tal vez sea la única medida ecológica que reduce directamente los costes de inversión y funcionamiento sin comprometer la higiene del agua potable». Este artículo técnico, que se publicó en la IKZ y en la BundesBauBlatt, demuestra que se pueden lograr ahorros de hasta un 40 % en el peso de las tuberías y los accesorios de conexión, y de hasta un 40 % en los costes del agua y el saneamiento. Los resultados se calcularon para un edificio de seis viviendas.

Análisis de los datos climáticos del DWD (Agencia Alemana de Meteorología) como base teórica

El Dr. Peter Arens propuso el tema del proyecto de fin de carrera que había de presentarse en la Universidad Técnica de Westfalia del Sur: «Instalación de agua potable: Los efectos de la reducción del consumo de agua ante la creciente demanda de higiene del agua potable». En la parte teórica del proyecto, Luca Güsgen se ocupó del análisis de los datos climáticos de la Agencia Alemana de Meteorología (DWD).

Aumento de los días calurosos y de la demanda de agua

Los datos climáticos de la DWD muestran, entre otras cosas, un claro aumento de la tendencia lineal de las temperaturas entre 1881 y 2022, de más de 2,2 K (Fig. 1). En cambio, todavía no se ha observado una tendencia hacia una reducción de las precipitaciones: Si se analiza la media anual de las anomalías de precipitación registradas en el período comprendido entre 1881 y 2022, se comprueba que las precipitaciones se están reduciendo mínimamente en verano, pero se están intensificando notablemente en invierno (Figs. 2 y 3).

Aunque esto pudiera parecer tranquilizador, el proyecto de fin de carrera señala que, según cálculos basados en los modelos climáticos actuales, se espera que las precipitaciones se reduzcan hasta un 40 % en verano, aunque podrían aumentar en otoño e invierno. En cualquier caso, los autores Krahe y Nilson (2020) estiman que, en conjunto, las precipitaciones totales aumentarán un 2,5 %. Sin embargo, la cantidad de agua disponible se reducirá alrededor de un 10 %, ya que, debido a las mayores temperaturas, aumentará la tasa de evaporación de las superficies terrestres y acuáticas. Además, hay que tener en cuenta que la necesidad de agua en la agricultura crecerá de manera considerable en este contexto.

Detectar oportunidades de ahorro sin comprometer la higiene del agua potable

Ante esta situación, el objetivo del proyecto de Luca Güsgen consistía en detectar las oportunidades ya existentes para minimizar el consumo doméstico de agua. La reducción del consumo debía lograrse sin menoscabar el confort ni poner en peligro la higiene del agua potable. Porque si las medidas de ahorro llevaran aparejado un nivel de confort insuficiente durante el lavado de manos o la ducha, o si pusieran en peligro la calidad del agua potable, la aceptación y los beneficios de esas medidas se verían comprometidos.

Certificaciones LEED, BREEAM y DGNB: prudencia con los edificios ya construidos

Los tres principales sistemas de certificación ecológica de edificios, LEED, BREEAM y DGNB, abogan por la reducción del consumo de agua en los edificios nuevos y los ya existentes, pero no se plantean cuestiones relativas al mantenimiento de la calidad del agua. En conjunto, la reducción del consumo de agua representa entre un 2,3 % y un 10 % de la puntuación total, dependiendo del sistema de certificación. El Dr. Peter Arens insta a tener en cuenta lo siguiente: «Creo que hay que advertir de que, en los edificios ya construidos, el caudal de las griferías de toma no se debe reducir por debajo del caudal de cálculo utilizado para dimensionar las tuberías. Si, por ejemplo, el consumo de agua se redujera hasta un 50 % en un edificio ya construido, esta reducción afectaría a la calidad del agua potable, porque daría lugar a que en la instalación de agua potable existente se produjera, hablando en sentido figurado, un «estancamiento» del agua potable. Esto podría resultar en una mayor acumulación de partículas sólidas y una proliferación excesiva de bacterias».

El experto en higiene del agua potable añade: «Además, hay que preguntarse si una grifería de lavabo que tenga un caudal de 1,32 l/min, como el que exige la certificación LEED, realmente ahorra más agua que una que tenga un caudal de 3 l/min; porque siempre se necesitará una determinada cantidad de agua para, por ejemplo, enjuagarse completamente las manos. Por ese motivo, el lavado de manos con una grifería con un caudal de 1,32 l/min será, sencillamente, más largo, lo cual no se traducirá en ahorro alguno, sino únicamente en una pérdida notable de confort». Por consiguiente, los ahorros que se especifican en la certificación no siempre estarán garantizados y, en el caso de los edificios ya construidos, podrían poner en peligro la higiene del agua potable.

Considerar en el proyecto los caudales de cálculo reducidos (DIN 1988-300)

Para conseguir ahorros considerables en los edificios de nueva construcción, es imprescindible considerar caudales de cálculo reducidos para las griferías de toma. Estos darán lugar a instalaciones de agua potable más «esbeltas» y, por lo tanto, más económicas. Según la tabla 2 de la norma DIN 1988-300, hay tres grupos de presiones de flujo mínimas y caudales de cálculo, cuyos valores tabulados suelen estar almacenados en los programas de dimensionamiento de instalaciones de agua potable. No obstante, en la nota al pie de la tabla 2 se incluye una «Nota importante», donde se especifica que los caudales de cálculo pueden situarse por encima o por debajo de los valores de la tabla 2. Y que los proyectistas deben utilizar los caudales de cálculo reales, y no solamente los que están almacenados en el programa:

«Si el fabricante ha especificado unos valores de presión de flujo mínima y caudal de cálculo menores que los de la tabla, hay dos opciones:

En el caso de que la instalación de agua potable se deba dimensionar para los valores inferiores (por motivos higiénicos y económicos), el dimensionamiento deberá acordarse con el constructor, y los requisitos de diseño de los puntos de toma (presión de flujo mínima y caudal de cálculo) deberán tenerse en cuenta en el dimensionamiento.

Si la instalación de agua potable no se dimensiona para los valores inferiores, se utilizarán los valores de la tabla. Si los valores especificados por el fabricante son mayores que los de la tabla, la instalación de agua potable deberá dimensionarse con los valores del fabricante».

Comprobar los consumos reales y los caudales de cálculo de los electrodomésticos

Hoy día no solo se dispone de griferías, inodoros y urinarios de bajo consumo de agua, sino que los consumos y los caudales de cálculo de las lavadoras, los lavavajillas, etc. actuales son mucho menores que los que tenían los electrodomésticos cuando se establecieron los caudales de cálculo de las griferías de descarga en la tabla 2 de la norma DIN 1988-300. Esto da lugar a oportunidades de ahorro adicionales que pueden conducir a instalaciones de agua potable aún más «esbeltas».

Aprovechar el potencial económico y ecológico

Si, por encargo del inversor, el proyectista dimensiona la instalación de agua potable de un edificio con los caudales de cálculo reducidos, de forma que sea significativamente más esbelta, se podrá aprovechar un potencial económico y ecológico considerable: Porque las dimensiones notablemente menores de las tuberías, los accesorios, los aislamientos y las abrazaderas se traducirán en unos menores costes de inversión y funcionamiento. Esto reduce a su vez las necesidades de espacio en los pozos separados para las tuberías calientes y frías, lo que redunda en una mayor superficie útil en cada planta.

Ejemplo práctico: Recálculo de un edificio de seis viviendas

El proyecto de fin de carrera de Luca Güsgen incluye un detallado caso práctico con los cálculos y el ahorro potencial correspondientes. Sobre la base de los caudales de cálculo de las griferías de descarga e inodoros de bajo consumo de agua disponibles en el mercado (tabla 1) y los valores de la tabla 2 de la norma DIN 1988-300, realizó un cálculo comparativo de un edificio de seis viviendas (Fig. 4)*.

Resultados del cálculo comparativo

El cálculo comparativo muestra lo grande que es el potencial ecológico cuando no se utilizan valores genéricos para el dimensionamiento de las instalaciones de agua potable, sino valores reales de griferías de bajo consumo de agua. En las tablas 2 y 3 se muestran los resultados del cálculo comparativo. «Como era de esperar, el rango de dimensiones de las tuberías se desplaza claramente hacia los tamaños menores. Por ejemplo, partiendo de las tuberías de cobre instaladas en este edificio, el peso de cobre utilizado se reduce un 40 %. Es un valor ecológico muy destacable», afirma el Dr. Peter Arens. Como también puede observarse en las tablas 2 y 3, las longitudes de tubería pasan de unos 73 m de DN 12 y 2,5 m de DN 10 (caudales de cálculo según la norma DIN 1988-300) a 35 m de DN 12 y 69 m de DN 10 (caudales de cálculo reducidos).

«Por desgracia, desde el punto de vista económico, la importancia de este ahorro es menor que el beneficio ecológico de utilizar menos material. El motivo: El precio de las tuberías, los conectores, el aislamiento y las abrazaderas de tamaño DN 10 (en total 21,13 €/m) apenas difiere del precio del tamaño DN 12 (21,76 €/m). Esto se debe a que el tamaño DN 10 es un tamaño que sigue teniendo muy poca demanda. Esta situación cambiará cuando el tamaño DN 10 empiece a instalarse con más frecuencia», explica el Dr. Peter Arens.

La comparativa detallada de los dos mayores tamaños pone de relieve lo importante que podría ser la reducción de los costes de inversión en un edificio más grande. En este edificio de seis viviendas, el tamaño DN 25 podría omitirse por completo si se utilizan los caudales de cálculo reducidos, y la longitud del tamaño DN 20 también se reduciría. Por tanto, el ahorro en el caso de estos dos tamaños sería de alrededor del 78 %. Antes, la inversión ascendía a 1.596 €; después, a 358 €. Esto se debe a que, en los edificios grandes, los tamaños grandes de tuberías, conectores, elementos de aislamiento y abrazaderas contribuyen a los costes de forma desproporcionada. En resumen, puede afirmarse que, pese a las condiciones poco favorables antes mencionadas, los costes de inversión en este edificio se reducían en torno a un 17 %, es decir, unos 642 €. Esta comparativa se basó en los precios brutos de los tubos de cobre, los conectores insertados a presión, el aislamiento y las abrazaderas.

Ahorro adicional considerable en el funcionamiento

Durante el funcionamiento se logra un ahorro adicional. Por una parte, el menor consumo de agua da lugar a que se reduzcan los costes anuales del agua y el saneamiento. Por la otra, se reducen los costes de la energía, ya que hay que calentar menos agua potable y mantenerla a una temperatura adecuada durante la circulación. No obstante, los costes de la energía no se tuvieron en cuenta en el proyecto fin de carrera. «Sin embargo, se pueden deducir de forma indirecta a partir del menor volumen de agua», explica el Dr. Peter Arens. «Según el cálculo basado exclusivamente en los metros de tubo de cobre utilizados, dicho volumen se reduce alrededor del 40 % para el edificio estudiado. La reducción del volumen de agua próxima al 40 % reduce también la cantidad de agua que debe descargarse para simular el funcionamiento previsto, por ejemplo, durante los periodos vacacionales». Para que estas descargas no tengan que hacerse de forma manual, sino que se puedan activar automáticamente, ahorrando tiempo y agua, conviene utilizar un sistema de gestión del agua, como el sistema SWS de SCHELL.

El uso de valores reducidos en el proyecto resulta en menores costes de inversión y funcionamiento

Los tres principales sistemas de certificación ecológica de edificios, LEED, BREEAM y DGNB, consideran la cuestión del agua potable en una categoría propia, bajo la perspectiva del «ahorro de agua». Sin embargo, ninguno de ellos tiene en cuenta la cuestión de la higiene del agua potable. «Por ese motivo, hay que cuestionarse algunas conclusiones», explica el Dr. Peter Arens. Por ejemplo, en los edificios ya construidos no es posible reducir la toma de agua por debajo de los caudales de cálculo que establece la norma DIN 1988-300, sin poner en peligro la higiene del agua potable. Si se redujeran, se produciría un «estancamiento» del agua potable en la instalación del que podrían derivarse riesgos para la salud. Por este motivo, la toma de agua en los edificios ya construidos solo puede reducirse hasta cierto punto mediante dispositivos de ahorro de agua (véase también esta información).

El Dr. Peter Arens añade un ejemplo de esta situación: «Si, por ejemplo, los lavabos tienen instaladas griferías “antiguas” con un caudal de entre 8 y 10 litros por minuto (como ocurre frecuentemente en los edificios ya construidos), este caudal puede reducirse generalmente a 4,2 l/m, según la tabla 2 de la norma DIN 1988-300, simplemente cambiando el regulador de caudal; siempre que la instalación de agua potable se haya dimensionado sobre la base de la tabla 2 de dicha norma».

Además, ninguno de los tres sistemas tiene en cuenta el gran potencial económico y ecológico que se deriva de la reducción de los caudales de cálculo, es decir, de un menor caudal de las griferías. Porque esto permite reducir considerablemente las dimensiones de las tuberías, los conectores, el aislamiento y las abrazaderas cuando se diseña una nueva instalación de agua potable según la norma DIN 1988-300. «No obstante, para ello, el diseñador debe hacer los cálculos utilizando los valores reducidos», recuerda el Dr. Peter Arens, que añade lo siguiente a modo de conclusión: «Así pues, las medidas de ahorro mencionadas son unas de las pocas medidas ecológicas que reducen notablemente los costes de inversión y funcionamiento. En este sentido, los tres sistemas deberían exigir explícitamente estas medidas de ahorro mediante el dimensionamiento obligatorio de las tuberías, y deberían fomentarlas también otorgándoles una mayor puntuación».

* Notas relativas a los cálculos:
1) Para el cálculo del edificio de viviendas, Luca Güsgen utilizó una hoja Excel que se usa en la formación de especialistas de la Cámara de Artesanos de Westfalia del Sur, sede BBZ Arnsberg, y que se cede a los estudiantes para que la utilicen más adelante en las empresas especializadas del sector de los sanitarios, la calefacción y el aire acondicionado.
2) Como material para las tuberías, incluidos los precios brutos para la comparativa de precios, Luca Güsgen eligió Viega «Profipress», y supuso una ejecución de la instalación con piezas en T, según la norma alemana DIN EN 806, y con tuberías conectadas en serie. En sus cálculos se tuvieron en cuenta los costes en función de la longitud de las tuberías y los materiales de aislamiento, así como el número de abrazaderas y los cuatro conectores más comunes.
3) En el proyecto, por razones higiénicas y energéticas, se evitó la circulación de agua potable caliente hasta los puntos de toma, ya que, en su mayor parte, cede calor evitable a los muros cortina y los espacios sanitarios y, por tanto, indirectamente, al agua potable fría. Se aplicó la «regla de los 3 litros como máximo», que sigue vigente para las líneas de derivación (DVGW (A) W551).